La simulación en el e-learning permite emular en una pantalla las actividades que se deben llevar a cabo en un puesto de trabajo a través de cualquier tipo de dispositivo conectado a internet, en cualquier momento y en cualquier lugar. Los simuladores recrean las tareas que requiere una profesión, tal y como las realizaríamos en la vida real, pero sin ningún tipo de riesgo. El alumno se convierte en un elemento proactivo, explorando un mundo virtual en el que él mismo construye su propio conocimiento a través de un proceso de tipo experimental.
1. La simulación es un aprendizaje por descubrimiento que se basa en conjeturas. El usuario suele tener una visión de cámara en primera persona y tiene que ir tomando decisiones, basándose en los indicios y en la observación del escenario.
2. A nivel cognitivo la interacción con el mundo virtual permite motivar y captar la atención del alumno mucho más que con cualquier formación tradicional. Estas dinámicas intervienen en una mejor asimilación de los conocimientos adquiridos y en una mejor retención de estos. En un curso e-learning podemos pasar las pantallas con la flecha de avance sin leer y sin sacar un aprovechamiento real de la formación, pero en una simulación, esto es imposible, ya que tenemos que ir tomando decisiones, eligiendo entre las variables y acciones posibles para poder avanzar y, al terminar el proceso formativo, contaremos con los conocimientos y habilidades que necesitamos para afrontar la práctica profesional simulada.
3. Este aprendizaje por repetición, dinámico y motivador, basado totalmente en la práctica, ayuda a fijar mejor el conocimiento y a perfeccionar las destrezas del alumno de una forma casi natural. Está comprobado que el cerebro aprende mejor cuando el sujeto está atraído por la novedad, por los desafíos, por los estímulos del mundo real y sobre todo por el asombro. Sin emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje y no hay recuerdo.
Es un proceso de prueba, error, corrección y nueva prueba que nos aporta un conocimiento efectivo. Como decía Edgar Gale, solo aprendemos un 10% de lo que leemos y aprendemos un 80% de lo que hacemos. Y la simulación es hacer, aprender haciendo.
4. Para ello, se suele situar al usuario en uno o varios escenarios que él mismo elige y se le va guiando para que resuelva acciones. Existe la posibilidad de mostrar una parte de conocimiento teórico para después realizar un entrenamiento previo para entrenar los procedimientos y luego ya pasar a la práctica en la que el sistema evaluará cada uno de sus pasos, penalizándole en puntuación, tiempo y desempeño, en el caso de que cometa errores.
El simulador le irá informando de los resultados de sus acciones ofreciéndole feedback explicativo y analizando su evolución.
5. Los simuladores pueden incluir otros elementos multimedia para la formación como: vídeos, animaciones, juegos, actividades, podcast, etc… que harán que el usuario forme parte de una experiencia formativa 360º.
Simuladores de todo tipo
Aunque cuando pensamos en simulaciones nos viene a la mente un avión o un automóvil, existen simuladores de todo tipo de trabajos de cualquier sector. Se puede recrear cualquier negocio, proceso o entorno empresarial y se puede emular en él cualquier rol, procedimiento o tarea en un entorno inmersivo de simulación.
Como muestra, en Infinity Group hemos desarrollado simuladores para la formación para sectores variopintos, como por ejemplo un proyecto para una fábrica envasadora, para formar a personas en procesos de atención telefónica, para Prevención de Riesgos Laborales o para reproducir tareas de enfermería en un entorno hospitalario. Hemos creado entornos de simulación avanzados para el entrenamiento de diferentes perfiles en hoteles, simuladores para la formación de auxiliares de caja o incluso ¡para simular salsas en hostelería! Queda demostrado que todo en este mundo se puede simular… Todo lo que sea susceptible de aprendizaje puede convertirse en un simulador
Pensemos que también se pueden idear simuladores centrados en las personas que son muy útiles por ejemplo para superar determinadas situaciones como el vértigo, la agorafobia, el estrés…
A la simulación, en proyectos más complejos también se le puede integrar tecnología que permita una inmersión total como puede ser la realidad virtual.
Además, estas herramientas brindan la posibilidad de aprender procesos de trabajo manejando distintas variables, pero en un ámbito en el que se pueden cometer errores sin que se ocasionen problemas en la empresa. Practicar por medio de vivencias virtuales permite crear un mundo en el que la formación no interrumpa el ritmo habitual del trabajo en la compañía.
Los simuladores son aplicables a cualquier área de conocimiento y nos sirven para emular todo tipo de procesos empresariales, como definir la funcionalidad y usabilidad de un producto, mejorar métodos, reducir tiempos u organizar departamentos de logística, de producción o de comercial y marketing.
VENTAJAS DE LA SIMULACIÓN
- Formar simultáneamente o individualmente a muchas personas
- Es reutilizable
- El conocimiento que se retiene en la memoria
- Formación entretenida e interesante
- Ahorro en costes
- Se puede actualizar en cualquier momento
- Se puede emular situaciones de riesgo (como un accidente, un incendio, etc.) en un entorno seguro
- Inmediatez en la implementación de los nuevos conocimientos
- Multidispositivo
- Aprendizaje significativo y efectivo
Con un simulador podremos aprender a cocinar, a llevar un avión, a empaquetar un producto, a atender a un cliente, a gestionar personas, a conocer el funcionamiento de una máquina o a planear una ruta de transporte o a vencer una fobia. Cualquier proceso que exista en la vida real se puede virtualizar de la forma sencilla al desarrollo más complejo. Son un perfecto entrenamiento para la vida real.