Estrenamos semana y seguimos en esta situación de confinamiento por el virus COVID-19, preocupados por todo lo que está ocurriendo y muchos sufriendo la situación en carne propia o con familiares fallecidos o ingresados, acorralados por un virus que no vemos pero que nos ha colapsado física y mentalmente, con los servicios de salud a tope y con saturación de información diaria de todo tipo.
Así las cosas quisiera mandar mucho ánimo y fuerza para pasar esta crisis global que afrontas desde tu situación personal, ya que todos y todas podemos hacer algo por aportar, aunque sea seguir a rajatabla el #quedateencasa y cuidar de ti y de los tuyos y mantenerte en todo momento alerta y con toda la información posible (sin sobresaturarse), y también teniendo en cuenta que no toda la información es veraz ni completa.
Hace 100 años, justo cuando el mundo empezaba a salir de la Primer Guerra Mundial, cuando en Rusia se iniciaba la revolución, llegó la pandemia de gripe de 1918 (que duró hasta 1920), una pandemia de inusitada gravedad, causada por un brote del virus Influenzia A. Fue el envío de tropas a Europa el que provocó su expansión porque entonces “había problemas más importantes que solucionar” y un pequeño y simple virus, como ahora ha ocurrido, nunca está en la mente de casi nadie como un verdadero enemigo hasta que no se hace absolutamente letal.
Y resulta que por las apariencias (y la mentira) fue mal llamada gripe española. España no estaba implicada enla guerra y por ello no hubo censura sobre los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias ni en medios de comunicación ni en informes públicos, de manera que parecía que España era el único país afectado de la época y el origen de todo. ¡Qué importantes son las apariencias en cómo se escribe la historia ¿no?
Esta pandemia se superó en medio de una postguerra mundial, con muchos menos medios de los que tenemos en 2020 y luego los llamaron “los felices años 20”…
Ya pero en medio de esta tormenta perfecta ¿qué podemos hacer?
Podemos seguir alerta y con ilusión, mantenernos a salvo y cuidarnos bien, ideando cada día cómo afrontaremos “el día después”, una vez pase este momento de enorme incertidumbre. Porque pasará, pasará como tantas otras cosas, y tendremos que ponernos manos a la obra a reorganizarnos, detectar nuevas oportunidades y seguir adelante, y nos dicen que volverá en otoño, pero ya nos encontrará más preparados, activos y con anticuerpos (físicos, mentales y sociales) para atacar al enemigo real, que es el virus (y la mentira que muchas veces no nos deja ver más allá). El cuerpo aprende a defenderse. La generación de anticuerpos es fundamental para sobrevivir y también para preparase para el futuro.
Otras cosas que podemos hacer (porque estamos en 2020 y tenemos wifi y acceso millones de recursos):
✓Podemos aumentar el cuidado de nuestra salud física y mental, mejorando nuestros hábitos diarios
✓Podemos estar informados de manera constante
✓Podemos recurrir a diferentes fuentes, para no creer todo lo que aparece en nuestras pantallas y tener así una idea realista y ponderada de la situación
✓Podemos ayudar (aunque sea una acción mínima) a los que tenemos alrededor (física o virtualmente)
✓Podemos formarnos y aprovechar para adquirir más conocimiento y entrenar nuevas habilidades (¡e-learning a tope!)
✓Podemos disfrutar de nuestras familias y celebrar que los tenemos cerca
✓Podemos seguir trabajando (formalmente o no) en cualquier lugar y pensar en las ideas y acciones a poner en práctica en un futuro inmediato.
Y ya que después tendremos que hacer frente a las consecuencias económicas, os mando un extra de ánimo para los siguientes 10, 100 y 1000 días, que como dice Fernando de la Rosa serán clave: los primeros 10 días para asegurar la supervivencia, los siguientes 100 para preparar las reentrada, los siguientes 1000 para identificar los nuevos problemas a solucionar y las nuevas oportunidades que surgirán de ello. Pensemos ya en crear nuestros “felices años 20”.